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Hoy me tropecé con una publicación de la Oficina de Tecnología Educativa (OET, por sus siglas en inglés) del Departamento de Educación de los EE. UU. sobre la incorporación de la Inteligencia Artificial (IA) en educación. En la presentación dice que se trata de la primera de una serie de 6 publicaciones.

Una de las premisas de partida, es asumir que la evolución de la tecnología educativa, así como ha pasado con el resto de la tecnología, implica la incorporación de Inteligencia Artificial. Eso plantea varios retos que deben asumirse. Algunos relacionados con las diferencias entre la Inteligencia Artificial y la inteligencia humana, tanto en la forma de procesar datos, como en la forma de identificar patrones en ellos.

No les voy a contar lo que dice este artículo, porque les voy a dejar el enlace para que lo puedan leer directamente. Lo que sí haré es comentar que mientras lo leía, pensaba en dos cosas de gran utilidad: ayudar a la personalización de los procesos de aprendizaje, o su adecuación a los tiempos, intereses, contextos y procesos de cada estudiante y brindar recursos especiales para facilitar la comunicación entre estudiantes, entre docentes y estudiantes, y entre padres y docentes, en situaciones en los que alguno tenga necesidades especiales.

Y mi parte favorita es la de la Inteligencia Aumentada, por los retos adicionales que plantea.

Estaré pendiente de las próximas publicaciones. Aquí pueden leer la publicación: AI and the Future of Teaching and Learning: Defining Artificial Intelligence.

En el 2019, antes de entrar en la pandemia, la UNESCO publicó la tercera versión de su «Marco de competencias de los docentes en materia de TIC«, como herramienta para orientar el contexto de la formación docente, que facilite la integración de las TIC en su práctica profesional, con miras al colaborar con cumplimiento de lo establecido en la Agenda 2030.

En su presentación, como podrán ver en la página 1 del texto, si deciden revisar el documento, la UNESCO especifica que «La versión 3 del Marco de competencias de los docentes en materia de TIC responde a la reciente evolución tecnológica y pedagógica en el campo de las TIC y la educación, e incorpora en su estructura principios inclusivos de no discriminación, acceso abierto y equitativo a la información e igualdad de género al impartir educación con apoyo de las tecnologías. Aborda las repercusiones de los recientes avances tecnológicos en materia de educación y aprendizaje, como la inteligencia artificial (IA), las tecnologías móviles, la Internet de las cosas y los recursos educativos abiertos, en apoyo a la creación de sociedades del conocimiento inclusivas» (UNESCO; 2019, p.1)

Seguramente, y como parte de su actualización, la UNESCO incorporará los principales aprendizajes obtenidos durante la pandemia, pero mientras tanto, aquí les dejo un par de datos, así como el enlace al documento (otra vez), para que quienes aún no lo conocen, o no lo han leído, puedan revisarlo.

El marco, está retratado en el siguiente gráfico, en el que se puede apreciar que las competencias se organizan con lógica matricial, cruzando los niveles de desarrollo de las competencias, con los aspectos a las que están dirigidas.

Gráfico del Marco de competencias de la UNESCO

Como se imaginarán,  en una publicación en un blog es imposible comentar todos los contenidos del documento, por lo que en este momento y dada la situación de la formación docente en Venezuela, haré unos comentarios sobre un aspecto esencial que se ha puesto en evidencia, como un problema de fondo, la alfabetización digital. Seguramente, en otro momento, comentaré otros aspectos de este Marco, pero creo que,  dada la experiencia vivida durante la pandemia, es importante arrancar por ahí. 

Un docente que no conoce y maneja las TIC, no puede incorporarlas de forma efectiva en el proceso de aprendizaje y tampoco acompañar a los estudiantes (en toda su diversidad) a utilizarlas tanto en el proceso de aprendizaje, como en el desarrollo de su vida plena, ciudadana y productiva. Es por ello que es imprescindible que «los educadores adquirieran competencias y conocimientos básicos de alfabetización digital para aplicarlos en los correspondientes contextos curriculares». (UNESCO; 2019, p.20)

Sin embargo, el desarrollo de la alfabetización digital, no es un proceso que se produce mágicamente, ni que puede descansar en la voluntad y recursos de los docentes. Es un proceso que se debe diseñar e instrumentar desde el ente rector del sistema educativo que incluye la incorporación de espacios en los sistemas de formación inicial de los docentes, así como, la construcción de espacios de actualización y perfeccionamiento en ejercicio, dirigidos a ello. Estos deben incluir una evaluación del nivel de alfabetización y manejo de las TIC, para orientar mejor los procesos formativos que deriven en los cambios en en enfoque y en las prácticas docentes. 

En la página 31, pueden ver, en este cuadro, el resumen de las competencias en términos de alfabetización digital.

De acuerdo con los aprendizajes que la UNESCO obtuvo de las versiones anteriores, uno de los aspectos de utilidad del marco, fue la definición de «criterios de evaluación para determinar los niveles de competencia de los docentes en materia de TIC». Aquí en Venezuela no se ha aprovechado para ello, dado que la evaluación parece estar vetada, como práctica natural del sistema educativo. 

Como verán, en Venezuela estamos muy atrasados en la instrumentación de la lógica propuesta por la UNESCO. Eso explica, entre otras, las dificultades para desarrollar un modelo híbrido de enseñanza, en el marco de la pandemia. 

A esta altura, es importante preguntar ¿cómo se hará viable, tanto la recuperación del del tiempo, de los aprendizajes y el desarrollo de la alfabetización digital en los docentes, como la incorporación efectiva de las TIC en todas las escuelas de Venezuela, sin ningún tipo de restricciones y discriminación?

 

Cuando las computadoras no soñaban con estar regadas por cada rincón del planeta, ni mezcladas en cada actividad de nuestras vidas, en la universidad, en la escuela y en la vida cotidiana, debías coger un lápiz o un bolígrafo y escribir.

Aprendías caligrafía para que lo escrito pudiera ser entendido por cualquiera, claro, que supiera leer. (Creo que hasta los médicos lo intentaban, aunque no estoy muy segura de eso).

Si tenías que entregar un trabajo, lo escribías a mano. Si querías mandar noticias a tu familia en otro país, o en otra ciudad, incluso, si querías enviar un poema o una nota romántica al amor de tu vida, lápiz o pluma, y papel, eran la base.

Había una especie de conexión orgánica, entre tu corazón, tus neuronas, tus músculos, y el grafito o la tinta que fluía por la punta de la pluma, que hacía que se plasmaran ideas y sentimientos clara y precisamente, en el papel. Bueno, con tanta claridad y precisión como tu corazón y cerebro lo quisieran.

En algunas escuelas, después de cierto nivel de estudio, preferirían la escritura con pluma, al lápiz y el borrador. Eso fomentaba el cuidado tanto de la caligrafía, como de las ideas a expresar.

Con el tiempo, se fue colando la máquina de escribir y la mecanografía se convirtió en una asignatura de educación para el trabajo, en bachillerato.

Una de las cosas curiosas de ese cambio, era que el reto estaba es tipear sin ver, en lograr una especie de programación entre tu mente y los movimientos de los dedos de las manos, que permitía leer y transcribir, de forma simultánea. No eran tan importantes las palabras y los significados, las ideas y su coherencia, como la velocidad de transcripción.

Escribir a mano seguía siendo una norma para muchas cosas, pero hacerlo a máquina comenzó a convertirse en la modalidad de elaboración de cierto tipo de actividades en las escuelas y posteriormente, en las universidades se convertiría en norma.

En ambos casos, si te equivocabas, tenías que borrar o volver a comenzar. Si la equivocación era muy grande, la solución era comenzar de nuevo.

Para minimizar los errores, se elaboraba previamente un borrador de lo que se quería decir. El borrador era perfecto para tachar, reordenar, poner notas al margen y afinar muy bien la lógica y el discurso.

Estos detalles de la escritura a mano, incluso de la escritura a máquina, con las importantes diferencias entre ambas, en cuanto a las habilidades desarrolladas, hacían del acto de escribir, un proceso que requería nuestra atención. Los errores costaban tiempo, papel, inspiración, tinta, estética (incluso goma de borrar y tipex).

Los detalles y su importancia, han ido mutando desde entonces. Así como el tipo de habilidades que se cultivan y desarrollan, a partir de la escritura.

Claro, el uso de las computadoras y su presencia en todos los ámbitos de nuestras vidas, ha sido, aunque cada vez más acelerado, progresivo.

En sus lentos inicios, algo del enfoque y del cuidado se mantenía, porque cuando se tenía que guardar lo escrito en un disco, uno de 5 y 1/4, por ejemplo, el cuidado en la redacción y en el foco de las ideas que se querían comunicar, debía mantenerse, porque si cometías un error que requería «editar», hacerlo podía costarte todo el trabajo.

Los que me conocen, a esta altura se estarán preguntando a qué viene este cuento, porque como saben, soy una amante de las TICs, desde que aparecieron.

Sin embargo, cada día veo con más preocupación y tristeza, la ligereza en la comunicación, comenzando por la de quienes aprendieron a escribir a mano, pasaron por la máquina, con y sin tipex, y su primer trabajo en computadora, lo guardaron en un disco de 5 y 1/4.

Me preocupa también que las nuevas generaciones estén perdiendo la oportunidad de desarrollar ciertas habilidades, procesos y competencias, porque no usan nunca papel y lápiz para escribir y para dibujar.

Pero lo que me llevó a escribir hoy ésto, es mi preocupación por lo que considero como una especie de «analfabetismo ocular», que está en medio de todo el proceso, una especie de descuido crónico «justificado», que hace que se pierda o se enrede la comunicación, porque parece más importante decir algo, que decir lo que se quiere comunicar.

Decir, porque parece más importante enunciar que participar. Soltar imágenes, palabras y frases, como esperando que el otro te lea la mente, desenrede y organice tus ideas y, obviamente, «comprenda». Si te da la razón, mejor.

Si se tratara de nuevas generaciones, diría que hay que revisar a fondo, el sistema educativo (más allá de las razones por las que lo he dicho muchas veces ya), pero como se trata de generaciones que tuvieron la oportunidad de escribir solo a mano, a mano y a máquina, incluso en las primeras computadoras, creo que hay una parte de la alfabetización básica, pero también, de las competencias comunicativas y de la cultura ciudadana, que se requieren reconstruir o restaurar.

Hoy recibí este vídeo por WhatsApp y me pareció tan fascinante que decidí buscarlo hasta encontrar la fuente, conocer los nombres de los autores y algo más sobre el proyecto. 

(Cuando quieran encontrar un video en internet, si no tienen ninguna referencia, es muy útil tomar una captura de pantalla de la imagen de presentación y subirla al buscador de imágenes de Google)

Obviamente, los detalles y la autoría del trabajo, están en la descripción del video, así como la página web Skullmapping, que aquí les dejo, para que puedan conocer más de este trabajo:

http://www.skullmapping.com/
Sí quedan encantados, como yo, se pueden suscribir a su canal YouTube, que es donde está colgado este vídeo. 

¡Que lo disfruten!

Para que no te pierdas ni un dato de #Rio2016

Publicado: 6 agosto, 2016 en TICs
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